La única marca que te pusieron fue la muerte.
mancillado en la mirada de la historia
“emprestame tu cuchillo” hizo de sangre la noria,
la traición política del pasado, tan vigente.
Venado, ojos de susto y asombro
tu aliento cambió proyecto en escombro
Fructuoso halló su fruto en el engaño.
Y hoy, a casi ciento ochenta años
las etnias se extinguen en tus hombros
Y aquellos que no quedaron en el hoyo
cuando la muerte tiñó de rojo el arroyo
porque el sable no respetó sexo ni edad,
fue el ícono histórico de la crueldad
del genocidio mas ruin que sepultó un cogollo
“Emprestame tu cuchillo para picar tabaco”
Y el balazo vil te rompió hasta el sobaco
Pintó de rojo y dolor nuestras conciencias
La muerte de Venado fue mera consecuencia
De acuerdos, de tramas, de asco, de rechazo
Venado, Zapicán, Abayubá, Caracé,
Yandinoca, Magalona, y hasta el propio Tabaré
Se entuertan de esa gesta y de ese oprobio
Se fueron simplemente, sin adioses ni odios
Del mundo que soñaron y no fue
Charrúa, orejano, crudo, rebelde y fuerte
Tu propia tierra te recibió de muerte
Aunque tu nombre jamás perderá vigencia
Porque te obligaron a puro chumbo a la obediencia
Honrarás desde el “Salsipuedes” tu simiente
Para que te rinda homenaje el Uruguay presente
Y América Latina se duela con tu ausencia.
Nota: El genocidio llevado adelante por el entonces Presidente de la República Oriental del Uruguay lo confirman las investigaciones documentadas del historiador uruguayo Psicólogo José Eduardo Picerno.
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